8 may 2017

Spotify y la música rápida.

Melómanos sobreviven en tiendas especializadas. 
Que la manera en que consumimos música ha mutado no justifica lo que hace Spotify como una plataforma de escucha rápida, virulenta y publicitada. Aunque para jóvenes que sólo han visto los casetes en fotografías esto resulte un modelo más cómodo y democrático de oír música en verdad están siendo absorbidos por una maquinaria mayor; Hacen creer que lo oyes es lo que quieres escuchar pero sólo se trata de otra industria tan y aún más manipuladora que lo que fue la era del disco (los sellos y una red de radios, TV y los CD´s). Si ahora Spotify concentra la mayor cantidad de usuarios y escuchas musicales en el mundo tiene un poder de influencia en la imposición de nuevos hits y tal como en décadas pasadas son las multinacionales -que a través de la publicidad y acciones en la compañía sueca- siguen al mando. Las canciones más escuchadas y los lanzamientos destacados pertenecen principalmente a Universal y Sony, no es casualidad.  

Pero está plataforma para “descubrir” nuevos éxitos no tiene alma, es un pasar de músicas similares una y otra vez, de listas, como se solía hacer desde nuestro PC aunque sin el peso de la descarga ni tantos pagos. Y está gran parte de la música popular pero no toda y es ahí donde tenemos la capacidad de abstracción, volver al rastreo y al mínimo esfuerzo. Porque todo esto de que la música esté a un click le ha restado significado y ha reducido el concepto de álbum a un tema. Si, quizás Luis Fonsi lo merece pero no un disco de Gustavo Cerati, Joni Mitchell o Michael Jackson.

Como fueron los programadores radiales en Spotify se trata de “curadores” a cargo de las listas de donde se sostienen la mayoría de los éxitos. Existe todo un lobby de editoriales y agencias en torno a estos influyentes que podrían darle salida a la canción de un grupo debutante junto a los estrenos pop de las multinacionales. Cambian formatos pero esta es historia contada.

“Es inevitable, es algo que está sucediendo, nos guste o no. Pero esto sí me plantea la pregunta de cómo voy a poder sostenerme, porque lo que me paga Spotify no me alcanza siquiera para pagarles a los músicos que tocan conmigo ni a la gente que trabaja en los discos. El modelo todavía no funciona” decía Beck hace un tiempo, algo que el cantante de Radiohead comparte “La gente piensa que está en una época donde la música es libre, el cine, gratis. No es verdad”. Nos debemos acostumbrar a los cambios y a que la comercialización de música contra pronóstico aún es posible aunque el Streaming atente contra toda la mística que tenía y que todavía tiene consumir música.  

Entonces Spotify funciona como McDonald´s o un H&M, algo rápido y bajo costo para no complicarse, pero siempre habrá quienes prefieran pagar un poco más por algo más elaborado, porque las millones de reproducciones de ‘Despacito’ jamás reemplazarán la experiencia de un James Brown en vinilo. Nunca jamás.